ELLOS Y NOSOTROS.
VI.- Las
Miradas.
1.- Mirar para
imponer o mirar para escuchar.
“Por una vez podré decir
Sin que haya nadie que me contradiga
Que no es lo mismo el que desea
Que el que codicia algo
Como no son las mismas las palabras
Dichas para escuchadas
Que dichas para obedecidas
Ni tampoco es el mismo el que me habla
Para decirme algo
Que el que me habla para que me calle“.
Sin que haya nadie que me contradiga
Que no es lo mismo el que desea
Que el que codicia algo
Como no son las mismas las palabras
Dichas para escuchadas
Que dichas para obedecidas
Ni tampoco es el mismo el que me habla
Para decirme algo
Que el que me habla para que me calle“.
Tomás Segovia.
“Cuarto Rastreo” en “Rastreos y Otros Poemas”
de la editorial que tiene el buen gusto de llamarse “Sin Nombre”.
Gracias y un abrazo a María Luisa Capella, a Inés y Francisco
(bien haya la digna sangre que en sus corazones late)
por los libros y las letras-guía.
de la editorial que tiene el buen gusto de llamarse “Sin Nombre”.
Gracias y un abrazo a María Luisa Capella, a Inés y Francisco
(bien haya la digna sangre que en sus corazones late)
por los libros y las letras-guía.
Mirar es una
forma de preguntar, decimos nosotros, nosotras las zapatistas.
O de buscar…
Cuando se mira
en el calendario y en la geografía, por muy lejos que estén la una y el otro,
se pregunta, se interroga.
Y es en el
mirar donde el otro, la otra, lo otro aparece. Y es en la mirada donde eso otro
existe, donde se dibuja su perfil como extraño, como ajeno, como enigma, como
víctima, como juez y verdugo, como enemigo… o como compañer@.
Es en la mirada
donde el miedo anida, pero también donde puede nacer el respeto.
Si no
aprendemos a mirar el mirarse del otro, ¿qué sentido tiene nuestra mirada,
nuestras preguntas?
¿Quién eres?
¿Cuál es tu
historia?
¿Dónde tus
dolores?
¿Cuándo tus
esperanzas?
Pero no sólo
importa qué o a quién se mira. También, y sobre todo, importa desde dónde se
mira.
Y elegir a
dónde mirar es también elegir desde dónde.
¿O es lo mismo
mirar desde arriba el dolor de quienes pierden a l@s que quieren y necesitan,
por la muerte absurda, inexplicable, definitiva, que mirarlo desde abajo?
Cuando alguien
de arriba mira a los de abajo y se pregunta “¿cuántos son?”, en realidad está
preguntando “¿cuánto valen?”
Y si no valen,
¿qué importa cuántos son? Para obviar ese inoportuno número están los grandes
medios de comunicación de paga, los ejércitos, las policías, los jueces, las
cárceles, los cementerios.
Y para el mirar
nuestro, las respuestas nunca son sencillas.
Al mirarnos
mirar lo que miramos, nos damos una identidad que tiene que ver con dolores y
luchas, con nuestros calendarios y nuestra geografía.
Nuestra fuerza,
si es que alguna tenemos, está en este reconocimiento: somos quienes somos, y
hay otr@s que son quienes son, y hay otro para quien todavía no tenemos palabra
para nombrarlo y, sin embargo, es quien es. Cuando decimos “nosotros” no
estamos absorbiendo, y así subordinando, identidades, sino resaltando los
puentes que hay entre los diferentes dolores y las distintas rebeldías. Somos
iguales porque somos diferentes.
En la Sexta,
las zapatistas, los zapatistas, reiteramos nuestro rechazo a todo intento de
hegemonía, es decir, a todo vanguardismo, sea que nos toque en la delantera o
que nos alineen, como a los largo de estos siglos, en la retaguardia.
Si con la Sexta
buscamos a nuestros semejantes en dolores y luchas, sin importar los
calendarios y las geografías que nos distancien, es porque sabemos bien que al
Mandón no se le vence con un solo pensamiento, una sola fuerza, una sola
directiva (por muy revolucionaria, consecuente, radical, ingeniosa, numerosa,
poderosa y demás osas que esa directiva sea).
Es enseñanza de
nuestros muertos, que la diversidad y la diferencia no son debilidad para el
abajo, sino fuerza para parir, sobre las cenizas del viejo, el mundo nuevo que
queremos, que necesitamos, que merecemos.
Sabemos bien
que ese mundo no es sólo imaginado por nosotr@s. Pero en nuestro sueño, ese
mundo no es uno, sino muchos, diferentes, diversos. Y es en su diversidad donde
tiene su riqueza.Los reiterados intentos de imponer la unanimidad, son los responsables de que la máquina haya enloquecido y acerque, cada minuto, el minuto final de la civilización como es conocida hasta ahora.
En la etapa
actual de la globalización neoliberal, la homogeneidad no es sino la
mediocridad impuesta como uniforme universal. Y si en algo se diferencia de la
locura hitleriana, no es en su objetivo, sino en la modernidad de los medios
para conseguirlo.
-*-
Y sí, no sólo
nosotras, nosotros, buscamos el cómo, el cuándo, el dónde, el qué.
Ustedes, por
ejemplo, no son Ellos. Bueno, aunque no parecen tener ningún problema en
aliarse con Ellos para… ¿engañarlos y derrotarlos desde dentro? ¿para
ser como Ellos pero no tan Ellos? ¿para menguar la velocidad de
la máquina, limar los colmillos de la bestia, humanizar a la salvaje?
Sí, lo sabemos.
Hay una montaña de argumentos para darle sustento a eso. Incluso hasta podrían
forzar algunos ejemplos.
Pero…
Ustedes nos
dicen que somos iguales, que estamos en lo mismo, que es la misma lucha, el
mismo enemigo… Mmh… no, no dicen “enemigo“, dicen “adversario“.
De acuerdo, eso también depende de la ocurrencia en turno.
Ustedes nos
dicen que hay que unirnos tod@s porque no hay otro camino: o las elecciones o
las armas. Y ustedes, que en ese argumento falaz sostienen su proyecto de
invalidar todo lo que no se supedite al reiterado espectáculo de la política de
arriba, nos emplazan: muéranse o ríndanse. Y hasta nos ofrecen la coartada,
porque, argumentan, como se trata de tomar el Poder, sólo hay esos dos caminos.
¡Ah!, y
nosotros tan desobedientes: ni nos morimos, ni nos rendimos. Y, como quedó
demostrado el día del fin del mundo: ni lucha electoral ni lucha armada.
¿Y si no se
trata de tomar el Poder? Mejor aún: ¿y si el Poder ya no reside en ese Estado
Nación, ese Estado Zombi poblado de una clase política parásita que practica la
rapiña sobre los restos de las naciones?
¿Y si los
electores que tanto los obsesionan a ustedes (por eso su embeleso con las
multitudes), no hacen sino votar por alguien que otros ya eligieron, como
vuelta tras vuelta les demuestran Ellos mientras se divierten con cada
nuevo truco que hacen?
Sí, claro,
ustedes se esconden detrás de sus prejuicios: ¿los que no votan? “es por
apatía, por desinterés, por falta de educación, le hacen el juego a la derecha“…
su aliada de ustedes en tantas geografías, en no pocos calendarios. ¿Votan pero
no por ustedes? “es por ser de derechas, por ignorantes, por vendidos, por
traidores, por muertos de hambre, ¡por zombis!”
Nota de
Marquitos Spoil: Sí, nosotr@s simpatizamos con los zombis. No sólo por nuestra semejanza
física (ni maquillaje necesitamos y aún así arrasaríamos en los casting de “The
Walking Dead”). También y sobre todo porque pensamos, junto con George A.
Romero, que, en un apocalipsis zombi, la brutalidad más enloquecida sería obra
de la civilización sobreviviente, no de los muertos que caminan. Y si algún
vestigio de humanidad quedara, brillaría en los parias de siempre, los muertos
vivientes para los que el apocalipsis empieza al nacer y nunca termina. Como
ahora mismo sucede en cualquier rincón de cualquiera de los mundos que existen.
Y no hay película, ni comic, ni serie televisiva que dé cuenta de ello.
Su mirada de
ustedes está marcada por el desprecio cuando hacia abajo miran (aunque sea al
espejo), y de suspiros de envidia cuando miran hacia arriba.
No se pueden
imaginar siquiera que alguien no tenga otro interés en mirar ese “arriba”, que
no sea el de ver cómo quitárselo de encima.
-*-
Mirar. Hacia
dónde y desde dónde. Ahí está lo que nos separa.
Ustedes creen
que son los únicos, nosotros sabemos que somos uno más.
Ustedes miran
arriba, nosotros abajo.
Ustedes miran
cómo se acomodan, nosotros cómo servimos.
Ustedes miran
cómo dirigir, nosotros como acompañar.
Ustedes miran
cuánto se gana, nosotros cuánto se pierde.
Ustedes miran
lo que es, nosotros lo que puede ser.
Ustedes miran
números, nosotros personas.
Ustedes
calculan estadísticas, nosotros historias.
Ustedes hablan,
nosotros escuchamos.
Ustedes miran
cómo se ven, nosotros miramos la mirada.
Ustedes nos
miran y nos reclaman dónde estábamos cuando su calendario marcaba sus
urgencias “históricas”. Nosotros los miramos y no les preguntamos dónde han
estado durante estos más de 500 años de historia.
Ustedes miran
cómo aprovechar la coyuntura, nosotros como crearla.Ustedes se preocupan por los vidrios rotos, nosotros por la rabia que los rompe.
Ustedes miran los muchos, nosotros los pocos.
Ustedes miran
muros infranqueables, nosotros grietas.
Ustedes miran
posibilidades, nosotros lo que es imposible sólo hasta la víspera.
Ustedes buscan
espejos, nosotros cristales.
Ustedes y
nosotros no somos lo mismo.
-*-
Ustedes miran
el calendario de arriba y a él supeditan la primavera de las movilizaciones,
las masas, la fiesta, la rebeldía multitudinaria, las calles desbordando cantos
y colores, consignas, desafíos, los que ya son muchos más que sólo ciento
treinta y tantos, las plazas llenas, las urnas ansiosas por llenarse de votos,
y ustedes corren presurosos porque es-claro-que les – falta – una – dirección –
revolucionaria-partidaria-una-política-de-alianzas-amplia-flexible-porque-lo-electoral-es-su-
destino-natural-pero-están-muy-chavit@s-son-fresas-pequebus-”niñ@s
bien”- / -luego – lumpen – barrio – banda – prole – número-de-votantes –
potenciales-ignorantes-inexpertos-ingenuos – torpes – necios, sobre todo
necios. Y ven en cada acto masivo la culminación de los tiempos. Y después,
cuando ya no hay muchedumbres ansiosas de un líder, ni urnas, ni fiestas,
deciden que se acabó, que no más, que a ver si para otra ocasión, que hay que
esperar 6 años, 6 siglos, que hay que mirar para otro lado, pero siempre para el
calendario de arriba: el registro, las alianzas, los puestos.
Y nosotros,
siempre con la mirada chueca, remontamos el calendario, buscamos el invierno,
nadamos río arriba, pasamos por el arroyo, llegamos al manantial. Ahí vemos a
quienes comienzan, a los que son pocos, a los menos. No los hablamos, no los
saludamos, no les decimos qué hacer, no les decimos qué no hacer. En cambio los
escuchamos, los vemos con respeto, con admiración. Y ellas, ellos, tal vez
nunca reparen en esa pequeña flor roja, tan parecida a una estrella, tan
pequeña que apenas es una piedrita, y que nuestra mano deja abajo, cerca de su
pie izquierdo. No porque queramos decirles así que la flor-roca era nuestra, de
las zapatistas, de los zapatistas. No para que esa piedrita la tomen y la
arrojen contra algo, contra alguien, aunque no falten ganas ni motivos. Sino
tal vez porque es nuestro modo de decirles, a ell@s y a tod@s nuestr@s compas
de la Sexta, que las casas y los mundos empiezan a construirse con pequeños
guijarros y luego se crecen y casi nadie se acuerda de esos pedruscos que
empiezan, tan pequeños, tan poca cosa, tan inútiles, tan solos, y entonces
viene una zapatista, un zapatista, y la ve a la piedrita y la saluda y se
sienta a su lado y no hablan, porque las pequeñas rocas, como los zapatistas,
no hablan… hasta que hablan, y luego el caso, o cosa, según, es que se callen.
Y no, no se callan nunca, lo que pasa es que luego no hay quien escuche. O tal
vez porque vimos más lejos en el calendario y sabíamos, antes, que esta noche
llegaría. O tal vez porque así les decimos, aunque no lo sepan, pero lo sabemos
nosotros, que no están sol@s. Porque es con l@s poc@s que las cosas inician y
reinician.
-*-
Ustedes no nos
vieron antes… y siguen sin mirarnos.
Y, sobre todo,
no nos vieron mirarlos.
No nos miraron
viéndolos en su soberbia, estúpidamente destruyendo los puentes, socavando los
caminos, aliándose con nuestros perseguidores, despreciándonos. Convenciéndose
de que lo que no existe en los medios simplemente no es.
No nos vieron
mirándolos decir y decirse que así quedaban en tierra firme, que lo posible es
el terreno sólido, que cortaban amarras de ese absurdo barco de absurdos e
imposibles, y que eran estos locos (nosotros) quienes quedábamos a la deriva,
aislados, solos, sin rumbo, pagando con nuestra existencia el ser consecuentes.
Pudieron ver el
resurgimiento como parte de sus victorias, y ahora lo rumian como una más de
sus derrotas.
Va, sigan su
camino.
No nos
escuchen, no nos miren.
Porque con la
Sexta y con l@s zapatistas no se puede mirar ni escuchar impunemente.
Y ésa es
nuestra virtud o nuestra maldición, depende hacia dónde se mire y, sobre todo,
desde dónde se enciende la mirada.
(continuará…)
Desde cualquier
rincón, en cualquiera de los mundos.
SupMarcos.
Planeta Tierra.
Febrero del
2013.
:::::::::::::::::http://www.youtube.com/watch?v=j2rLm-jf4as
Reincidentes. Grupo de Rock, Sevilla, Estado Español. Manuel J.
Pizarro Fernández: Batería. Fernando Madina Pepper: Bajo y voz. Juan M.
Rodríguez Barea: Guitarra y voz. Finito de Badajoz “Candy”: Guitarra y voz.
Carlos Domínguez Reinhardt: Técnico de sonido. Versión rock de “Yo te nombro
libertad” en video dedicado a la heroica lucha del Pueblo Mapuche.
——————————————————————————————http://www.youtube.com/watch?v=WWjly5G63a4Eduardo Galeano narra un cuento del Viejo Antonio: “La Historia de las Miradas“.
—————————————————————————————–http://www.youtube.com/watch?v=TaKrfKjloUAJoan Manuel Serrat cantando “El Sur También Existe“, de Mario Benedetti, en un concierto en Argentina, Latinoamérica. Al terminar de cantar, Serrat se dirige tras bambalinas y lleva al escenario a Mario Benedetti, de nosotr@s tan querido (minuto 3:01 en adelante).
No hay comentarios:
Publicar un comentario